Viaje a Argentina

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Regreso a España arrastrada por los vientos patagónicos, que arrasaron de lágrimas mis ojos al contemplar la belleza de sus cumbres. En mi periplo encontré un río que se transforma en cascada incontrolable en Iguazú y unas montañas en la Puna que se visten de colores.

 

En mi deambular por la naturaleza sorprendente llegué hasta el santuario de las ballenas australes en Península Valdés y descubrí los pingüinos que anidan en Punta Tombo. Irritados, los dioses oceánicos descargaron sobre nosotros la lluvia que no había caído en todo el año.

 

¿Quién se atreve a desafiar el poder enigmático de los elementos, mientras científicos de todo el mundo estudian cómo ralentizar el cambio climático inexorable?

 

Un taxista filosofo nos dice en El Calafate que el ser humano es un extraño animal que no pide nacer, no saber vivir y no quiere morir y al descender del vehículo nos sonríe misterioso.

 

Grandes bellezas y grandes desafíos

 

Durante veinte días recorrí Argentina de norte a sur y de este a oeste. La primavera nos recibió en la ciudad de Buenos Aires @gcba, que nos mostró su perfil señorial y placentero. Barrios de cuya arquitectura los porteños se sienten orgullosos y los extranjeros quedamos admirados. Tiempo de cafés y librerías, de recuperar la tertulia y el libro desconocido, que al hallarlo se convierte en una agradable sorpresa.

 

Conocer el Teatro Colón, uno de los coliseos de ópera más hermosos del mundo, es inexcusable. Al estar suspendidas por la pandemia las visitas guiadas, nos arreglamos para asistir a un ballet y nos sumergimos en la atmósfera de otro tiempo. No es difícil imaginar desde el patio de butacas el Buenos Aires de los años de opulencia.

 

Sin embargo, la belleza no oculta el hastío de las gentes cansadas de esperar que los problemas del país se solucionen; de buscar una respuesta a la deuda insoportable, y de dar una oportunidad a ese 40 por ciento de personas que están en la pobreza. Cómo es posible, nos preguntamos, que la maldición de los países ricos en recursos naturales, se repita en todas partes.

 

Veinte días no son nada y cualquier conclusión al respecto sería sin duda precipitada. A pesar de ello se agradece la valentía de los argentinos para intentar explicarnos su país. Si algo los distingue de otros pueblos y los acerca tanto al nuestro es su facilidad para entablar conversación con los forasteros, acogerlos y abrirles su corazón.

 

No solo naturaleza, también personas

 

Hace años en un esporádico paso por la Pampa, un gaucho nos prestó su gasolina salvándonos de un gran apuro, cuando estábamos a centenares de kilómetros del surtidor más próximo. Al despedirnos y preguntarle por su nombre, nos dijo que se llamaba Lucky. ¿Un guiño o un ángel de la Pampa vestido de gaucho?

 

Al volver he comprobado que Lucky no era una excepción. Argentina, además de bellezas naturales,  está habitado por muchas personas amables y cultas con las que es un gusto conversar.

 

Gabi es una joven india humahuaca de interesante conversación, que nos dio de comer en su casa de Hornaditas (Jujuy). Estudia Turismo en la Universidad y sueña con crear riqueza en su entorno y mejorar las condiciones de vida de los suyos.

 

La casa y las tierras familiares que heredaron de los abuelos empiezan a ser conocidos como granja escuela y casa rural, gracias al trabajo de unos padres que han conseguido que, de momento, tres de sus cuatro hijos (el mayor y las dos hermanas que le siguen) hayan cursado estudios superiores. Hay que dar una vuelta por la Puna, como aquí llaman al altiplano andino, de carreteras de ripio y mucha pobreza, para juzgar el hito que está marcando esta familia.

 

En Doña Salta, en torno a las mejores empanadas que degustamos en Argentina y un buen vino Malbec, mantuvimos una animada conversación  con Teresa González Fernández, profesora de Historia, y su amiga Carmen María Ramos, directora de la Cátedra Unesco de Turismo Cultural.

 

No sospechábamos, cuando Teresa amablemente nos ofreció su móvil para leer la carta, que detrás de esa mujer de carácter alegre y dicharachero se encontraba la presidenta de ALPI,  una asociación civil sin fines de lucro que se dedica a la rehabilitación neuromotriz de pacientes pediátricos y adultos. Compartir con ambas amigas una cena fue un honor para nosotros.

 

También uno de los jefes de los poblados guaraníes en @IguazuMuni nos explicó su lucha por la supervivencia de su pueblo y de su organización social paritaria y democrática, que mantiene a sus líderes mientras hagan bien su trabajo.

 

Su misión como pueblo, nos comenta, es conservar la naturaleza. Parten del respeto profundo al conjunto de seres vivos, del que los humanos no somos la cúspide sino un importante eslabón de la cadena.

 

En las escuelas guaraníes de primaria ubicadas en cada poblado profesores y alumnos desarrollan un gran trabajo. El director de una de ellas, Juan José Rodas, nos muestra el primer diccionario Mbyá-Español, Español-Mbyá Guaraní, del que es autor junto Kuaray Poty y Carlos Benítez. Una garantía de pervivencia para la lengua. Su objetivo: que las nuevas generaciones hagan secundaria y lleguen a la universidad.

 

En todo momento, desde su ciudad de Córdoba, Laura Glave de  @americalatina.travel veló porque no tuviéramos problemas,  secundada siempre  por cada uno de los guías que nos acompañaron en cada recorrido. A todos ellos les doy las gracias.

 

Volver

 

Vencimos los miedos, dimos el paso y nos atrevimos a salir de casa para empezar a superar los efectos de la pandemia en nuestro ánimo. Ansiosos por recuperar el tiempo perdido, decididos a adaptarnos a las nuevas condiciones, llamar barbijo a la mascarilla y olvidar por unos días la pesadilla que no cesa.

 

En Iguazú, la fuerza del agua lavó los pesares contemplando, totalmente solos durante cinco minutos, la Garganta del Diablo. Pronto se acercaron otros turistas, todos argentinos. Prácticamente durante todo el viaje fuimos los únicos extranjeros. En todas partes se alegraban de oír nuestro acento de España y yo agradezco las numerosas muestras de afecto que nos han dado.

Como broche asistimos a una cena y un espléndido espectáculo de tango en el café de los Angelitos , «testigo de más de cien años de la historia porteña». No queríamos un show para guiris y los veintiún bailarines de su elenco cumplieron con creces nuestras expectativas.

Para acceder a fotos de los paisajes mencionados (©pmontoliu) ver @magquesa, Linkedin y Facebook

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