Algunos libros producen en nosotros un flechazo, un enamoramiento, en el que tres miradas bastan para quedar atrapados en sus páginas.
Lo he constatado contemplando el deambular de los visitantes cada vez que voy a firmar a la #FLMadrid22 a la @firallibrevlc o cualquier otro evento de estas características.
Cuando publiqué El poder de tu nombre con Arzalia, el editor Ricardo Artola me habló de este proceso, en el que alguien decide escoger un determinado volumen.
Tomé nota de lo que me decía, pues Artola sabe de qué habla y siente un gran respecto por libros y lectores, que se plasma en el mimo con que cuida sus ediciones. Así sucedió con El poder de tu nombre y, afortunadamente, con el resto de mis publicaciones y de las editoriales que me acompañan en mi travesía literaria.
@tonialcolea y el equipo de Olelibros son parte del éxito de El ingenio de los mediocres y amigos con los que sé que puedo contar. También es un placer, además de garantía de calidad, trabajar con BelnLpezVzquez2 y Xosé Manuel López de Baía Edicións, que han hecho posible el nacimiento de O segredo de Caaveiro.
Primera mirada
El título y la portada actúan con la fuerza de un imán para atraer la atención del lector desde las estanterías de una biblioteca, el mostrador de una librería o la caseta de la feria donde firmamos los autores.
Como lectora he experimentado esa llamada y lo conté en este blog cuando relataba la forma en que descubrí la novela Punto de Cruz de Jasmina Barrera en un escaparate de la librería Antonio Machado. Son impulsos que secundan azares felices y nos llevan a realizar importantes descubrimientos.
Las portadas tienen la intencionalidad de captar la atención de los lectores que buscan un tipo de libro determinado y que enseguida se sienten atraídos por la promesa que encierra un determinado título o una imagen de portada. Esto obra tanto para la literatura de adultos como para la infantil y juvenil.
En esta última juegan un papel determinante las ilustraciones y desde aquí agradezco el realce que han dado a mis libros para niños las ilustraciones de Jesús Gabán en El tesoro de las mariposas; Laura Esteban, en El pescador de globos, y Xulia Pisón, con su bella portada de O segredo de Caaveiro.
La importancia de un buen título
Mi condición de periodista hace que me resulte difícil empezar a escribir si no tengo un título en mente. El título es la idea sobre la que pivota la novela, la información de un redactor de periódico o el relato que escribimos, por eso hay que partir de una frase o una palabra. Obviamente, no tiene por qué ser inmutable y se puede perfeccionar posteriormente.
Cuando empecé a escribir El poder de tu nombre lo llamé Knumit Nofert, el nombre de la mujer que invoca el protagonista en los momentos cumbre de esta historia. Ese nombre ejercía un poder sobre el personaje y cuando Ricardo Artola, con buen criterio, me sugirió que buscara una alternativa con más gancho para los lectores, enseguida lo transformé en El poder de tu nombre.
Mi idea inicial se mantenía, aunque adoptase una forma más sugerente. Kumit Nofert me había guiado durante todo el proceso de elaboración de la novela hasta su conclusión. El poder que ejercía su nombre, tomado de una princesa egipcia que descubrí en el Museo Egipcio de El Cairo, seguía intacto.
El domingo por la tarde en la #FLMadrid22 algunas de las personas que pidieron que les firmara un ejemplar de El ingenio de los mediocres, me comentaron que, aunque no me conocían, se habían sentido atraídos por el título y esto los llevó a dar los siguientes pasos.
Segunda mirada
Tras el flechazo inicial por un título o una portada, nos acercamos al libro impelidos por la necesidad de cogerlo, acariciarlo con las manos y en un giro de muñeca darle la vuelta y leer la contraportada para saber algo más del objeto de nuestro deseo y si su argumento responde a nuestras expectativas.
Una sinopsis que exige un gran cuidado, pues dice mucho de la autora que lo ha escrito. Por tanto, ha de ser como un perfume que apele a los gustos y a la inteligencia de los futuros lectores.
Tercera mirada
La tercera mirada es la definitiva. Se produce cuando ya casi enamorados, abrimos el libro y comenzamos a leer algún párrafo al azar, generalmente, las primeras líneas. Como lectores sabemos que una historia decae si no está bien contada. Estilo literario y trama argumental forman un todo indisoluble e indispensable.
El domingo por la tarde cuando veía desde el otro lado de la caseta que una persona se acababa de aislar del bullicio reinante para sumergirse en la lectura, me daba cuenta complacida de que acaba de hacer suya mi novela y solo me quedaba responder a las preguntas que después me quisiera hacer.
Descubrimiento, placer y el afán de hacer nuestro lo que otros escribieron constituyen los elementos indispensables del enamoramiento, una atracción que se plasma en tres miradas, una caricia y un giro de muñeca.