Rosalía, con otra mirada

Rosalía adulta

Una visita a la última casa donde vivió Rosalía de Castro me lleva a releer con otra mirada los poemas que iluminaron mi juventud.

 

“Abre esa ventana que quiero ver el mar”. La última frase que pronunció Rosalía de Castro antes de morir guarda un enigma. Quizás pensó en ese momento que la en la inmensidad azul del agua encontraría la paz que anhelaba.

 

Lo cierto es que desde la casa de Matanzas en Iría Flavia (Padrón) no se puede ver el mar y ha quedado a la libre interpretación el significado de lo que quiso decir con estas palabras la poeta gallega, aunque como nos dice Marina Mayoral en su biografia sobre la autora para la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes, en la obra poética de Rosalía hay «una visión de la muerte como un mar que te acoge en su seno».En el poema As torres de Oeste de su libro Follas novas, Rosalía dice:

 

¡Alá vou! Lles dixen

Daime morte dóce

augas onde as penas

para sempre domen

 

Reconocida como la gran figura literaria del Rexurdimento (movimiento de recuperación de la lengua y la cultura gallegas de la segunda mitad del siglo XIX) menos se sabe del espíritu feminista que llena todas sus obras. Tal vez porque de Rosalía se hable mucho, pero no se la haya leído tanto.

Una mujer fuerte

 

Recuerdo que en el colegio la estudiábamos, junto a Gustavo Adolfo Becquer, dentro del Romanticismo. Parece que ambos poetas se conocieron en Madrid. Agradezco que, a pesar de la visión edulcorada que me ofrecieron, me iniciaran en su lectura. Así descubrí a la mujer fuerte y de espíritu crítico que realmente fue.

 

Han transcurrido muchos años desde que me acerqué por primera vez a Rosalía. Conocí a esta autora no solo por las clases de literatura, mi prima Fina, que regentaba la librería Sutil en Pontevedra, era devota de la poeta y contribuyó a que yo la admirara. Este verano sentí la necesidad de volver a visitar la casa de Matanzas donde pasó Rosalía de Castro sus últimos años.

 

Camus en Lourmarin

 

Mi peregrinaje literario tras las huellas de escritoras y escritores admirados comenzó en primavera en la tumba de Albert Camus en Lourmarin, Visité esta hermosa población cuando mis queridos amigos Catherine y Christian me invitaron a pasar unos días en su casa de la Provenza.

 

El espíritu de Camus está presente en esa sencilla tumba en la que reposan sus restos y en la decisión, respetada por su hija, de que no figure ninguna placa en la casa que habitó en esa misma localidad.

 

Pero esa es otra historia, de la que ya hablaremos otro día, pues también Camus como Rosalía formó parte de mis primeras lecturas y merece su propio espacio.

 

La difícil decisión de vivir de la pluma

 

Rosalía de Castro, una vez terminados sus estudios en Madrid, decidió vivir en Galicia y vivir de la literatura junto a su marido Manuel Murguía, historiador y escritor, que reconoció enseguida que el verdadero genio literario era propiedad de la mujer con la que compartía la existencia.

 

Una decisión difícil, ya que la autora reconoce que en esa época, según publica en El Almanaque de Galicia, Lugo, 1865, “los hombres miran a las literatas peor que mirarían al diablo..”. No fue el caso de Murguía que apoyó la publicación de Cantares gallegos, una de las tres obras fundamentales de la escritora gallega, junto a Follas Novas y A orillas del Sar.

 

El 17 de mayo de 1863 Rosalía de Castro publicó Cantares gallegos, su primer libro en gallego que marca el inicio del Rexurdimento. Un poemario asociado por forma y estilo a la lírica y a la cultura popular, según se recuerda en la Casa Museo de Matanzas

 

Rosalía, feminista

 

En Cantares gallegos, Rosalía reivindica Galicia y muestra su pensamiento crítico sobre la situación de la sociedad y de las mujeres. En la segunda mitad del siglo XIX se levantan en Galicia potentes voces que, desde ópticas diferentes, reivindican el papel de las mujeres, como la de Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal o la propia Rosalía, cuyo sentir recojo de los testimonios que dejó escritos:.

 

“Solo cantos de independencia y libertad han balbucido mis labios, aunque alrededor hubiese sentido, desde la cuna ya, el ruido de las cadenas que debían aprisionarme para siempre, porque el patrimonio de la mujer son los grillos de la esclavitud”

“Yo, sin embargo, soy libre, libre como los pájaros, como las brisas, como los árabes en el desierto y el pirata en el mar…”.

“Libre es mi corazón, libre mi alma y libre mi pensamiento, que se alza hasta el cielo y desciende hasta la tierra, soberbio como el Luzbel y dulce como una esperanza”.

 

Las mujeres gallegas, traduzco de Rosalía, “trabajan de sol a sol y sin ayuda para mal mantenerse y para mantener a sus hijos…parecen condenadas a no encontrar reposo hasta en la tumba”

 

Tanto en Follas Novas (1880) como En las orillas del Sar (1884), como en sus obras en prosa, se manifiesta de forma expresa la crítica social y el pensamiento feminista.

 

Legado

 

Los intelectuales gallegos de su época eran conscientes de la necesidad que tenía la cultura gallega de contar con una literatura propia, escrita en gallego, que recuperase la rica tradición de esta lengua en siglos anteriores. Las cantigas de Santa María de Alfonso X, el sabio, fueron escritas en gallego por un monarca castellano, educado en Galicia que utilizaba el gallego como lengua culta.

 

Rosalía abre el camino, su poesía es profunda e innovadora, y por tanto incomprendida en su tiempo, y se convierte en el faro de las actuales generaciones, que siguen creando un importante legado en esta bella lengua. Las aguas del mar siguen acariciando el recuerdo de Rosalía de Castro y el batir de sus olas nos traen al atardecer la música de los versos de esta importante poeta gallega.

 

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