En la caprichosa manera que tiene la vida de acercarnos a algunas lecturas se emboscan destellos de poesía. Cada vez que empieza mayo no me resisto a recitar, más bien cantar, este Romancillo de mayo de Miguel Hernández que adaptó Joan Manuel Serrat para su disco dedicado a este poeta.
Este fue uno de los primeros vinilos que compré con lo que ahorraba de mi paga semanal e, igual que con los libros de entonces que conservo como un tesoro, tenían estas adquisiciones un valor iniciático.
Quizás otro día vuelva a hablar del poeta de Orihuela sobre quien hay mucho que decir, esta semana me doy el placer de compartir con vosotros el Romancillo de mayo como paso previo a releer los libros que guardo de Miguel Hernández.
Romancillo de mayo
Por fin trajo el verde mayo
correhuelas y albahacas
a la entrada de la aldea
y al umbral de las ventanas.
Al verlo venir se han puesto
cintas de amor las guitarras,
celos de amor las clavijas,
las cuerdas lazos de rabia,
y relinchan impacientes
por salir de serenata.
En los templados establos
donde el amor huele a paja,
a honrado estiércol y a leche,
hay un estruendo de vacas
que se enamoran a solas
y a solas rumian y braman.
La cabra cambia de pelo,
cambia la oveja de lana,
cambia de color el lobo
y de raíces la grama.
Son otras las intenciones
Y son otras las palabras
en la frente y en la lengua
de la juventud temprana.
Van los asnos suspirando
reciamente por las asnas.
con luna y aves, las noches
son vidrio de puro claras
Las tardes, de puro verdes,
de puro azul, esmeraldas
Plata pura, las auroras
parecen de puro blancas
y las mañanas son miel
de puro y puro doradas.
Campea mayo amoroso
que el amor ronda majadas,
ronda establos y pastores,
ronda puertas, ronda camas,
ronda mozas en el baile
y en aire ronda faldas.