En las edades tempranas de nuestra existencia siempre hay una historia que cala más profundo e influye de manera decisiva en nuestra forma de ver el mundo. Un libro que cambia nuestra vida. Os invito a que me contéis qué libros cambiaron la vuestra.
Me sugirió esta reflexión una carta que recibí de mi nieta de once años. Me enviaba el comentario de texto que ha hecho sobre Rickshaw Girl (La chica del Rickshaw), de la autora india, nacida en Calcuta y actualmente residente en Estados Unidos, Mitali Perkins.
Desgraciadamente no he encontrado obras traducidas al español de esta reconocida autora, que nos habla de otra cultura, pero que conecta con las inquietudes de muchas niñas que se crían en ambientes diferentes. Se trata de un libro que abre puertas e induce a la reflexión, por lo menos así me lo ha comentado la aventajada lectora que me ha hablado de ello.
La importancia de la literatura infantil
Cuando una persona que está descubriendo la vida nos habla de una lectura que la ha conmocionado, crea una conexión especial con aquello que un día ya lejano sentimos. A mí me ha devuelto a la niña que fui cuando yo también encontré esa guía para descubrir universos muy diferentes de los que hasta entonces había vivido y suscitó mi vocación de escribir.
He vuelto a viajar con Nils Holgensson a través de Suecia, que también me hablaba de un país y una cultura que entonces me parecía tan lejana. Con ese libro de la premio nobel sueca, Selma Lagerlöf, empecé a intuir la importancia que tiene la naturaleza en nuestra existencia.
De la misma forma que aprendí a seguir con entusiasmo y a captar la ironía de don Alonso Quijano. Algo que agradezco a la señorita Marisa, la profe de Lengua que nos enseñó a amar los libros. Comprendo que haya mucha gente de mi generación que detesta El Quijote porque les obligaron a leerlo sin enseñarlos primero a entenderlo.
Sin moralejas ni imposiciones
En general, quienes escribimos libros para el público infantil y juvenil somos conscientes de la transcendencia de nuestro trabajo. Damos la mano a un niño o a una niña para guiarlo a una aventura fantástica por el parque de El Retiro convirtiendo a nuestro acompañante en uno más de los personajes que lucha por salvar una rara especie de mariposa en extinción.
Sin moralejas ni imposiciones, les enseñamos mientras se adentran en la lectura el valor de nuestros sueños o los conducimos a épocas pasadas de nuestra historia, a descubrir tantas conexiones como hay entre nuestro pasado y nuestro presente, al tiempo que viven una aventura trepidante.
Todos los lectores merecen mi mayor respeto, pero siento, ya lo he dicho aquí otras veces, una debilidad especial por mis lectoras y lectores más jóvenes. Tan inteligentes, tan ansiosos de conocer, tan certeramente críticos.
Respeto hacia los lectores más jóvenes
El mismo respeto que siento por cada uno de los personajes que protagonizan mis historias. En ellos hay algo de esos niños. De los que me son más cercanos y cuyos nombres he tomado prestados para protagonizar mis novelas, y de los que ni siquiera conozco, pero me permiten entrar a formar parte de sus vidas cuando leen.
Las preguntas más agudas me las han formulado en los encuentros que he tenido con los chavales en las presentaciones de los libros que he escrito para ellos. Poseen la sensibilidad necesaria para captar el alma de una historia. Les doy las gracias por tantas satisfacciones que me han procurado.
La mayor recompensa para esta escritora es descubrir la conexión con una niña o un niño a quien no conozco, cuyas cuya visión del mundo he contribuido a ampliar, según constato por las preguntas y comentarios que me hacen llegar.
¿Un libro cambia la vida?
No creo que un solo libro cambie nuestra vida, quienes me seguís y habéis leído El poder de tu nombre comprenderéis el impacto que también me causó Sinuhé, el egipcio de Mika Waltari.
Cada nueva lectura nos enriquece, incluso nos perturba, y nos hace mejores. Sí hay un libro que abrió la puerta al resto y eso sí que ha sido determinante en nuestras vidas.
Os invito a que me contéis qué libros cambiaron vuestras vidas.
