Hijos del viento

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Los fillos do vento bajan cada verano, guiados por los hijos de los hombres, a la aldea de Sabucedo donde tiene lugar A rapa das bestas una tradición de siglos, que aúna las raíces de un pueblo con la salvaguarda del medioambiente y el cuidado de los caballos autóctonos de la zona.

 

Este acontecimiento tiene lugar cada año desde 1724, aunque la primera rapa documentada data de 1742, Su origen se remonta al ofrecimiento que hicieron a San Lorenzo en el siglo XVI dos vellas de la aldea si las libraba de la peste. Las mujeres se salvaron y cumplieron su promesa regalando una pareja de caballos a la iglesia, que se criaron y se reprodujeron libremente desde entonces en los montes de la zona.

 

En la actualidad se contabilizan alrededor de unos 1500 ejemplares, distribuidos en distintas manadas. Al llegar el primer fin de semana de julio los aloitadores @Rapa_Sabucedo conducen a una parte de estos caballos –este año fueron 270– a un espacio cercado, denominado curro, donde con una técnica reglada, en la que solo pueden usar sus manos y su fuerza física sin hacer daño a los animales, consiguen sujetarlos para cortarles las crines y desparasitarlos.

 

Cuando los aloitadores terminan este duro trabajo –son múltiples las contusiones y roturas de costillas que sufren– se vuelve a abrir el curro y los hijos del viento regresan a los montes que rodean Sabucedo.

 

Los autores Camilo José Cela, Manuel Rivas, Xosé Neira Vilas y Xavier Alcalá han mencionado en sus obras esta tradición y el valor de los aloitadores.

 

Vacaciones

 

Ha llegado el verano. Un buen momento para pensar, para leer y para conocer mejor el mundo que nos rodea. He elegido esta historia de a rapa das bestas, porque es un buen comienzo para los días de descanso y una hermosa manera de despedirme hasta septiembre de vosotros.

 

Después de un año de ferias con El ingenio de los mediocres, viene un verano y un otoño de presentaciones de O segredo de Caaveiro. Por eso necesito la paz que proporcionan estos días de estío para seguir con mi próxima novela Tres citas en Davos.

 

Pero esa es otra historia de la que ya hablaremos, porque ahora estoy en ese momento de goce en que disfruto metiéndome en la piel de los personajes, cincelando frases como una artesana mientras fluye una nueva historia, pensando en la forma mejor para contárosla a vosotros para que algún día podáis hacerla vuestra.

 

Hasta septiembre, os deseo buen verano.

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