El espejo de los lectores

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Me he pasado el último año mirando a través del espejo. Igual que Alicia he traspasado mi propia realidad para observar y escuchar a mis lectores. Una experiencia intensa que propició que durante el verano me desconectara del móvil para reflexionar sobre lo vivido.

 

Los lectores nos ponen a los escritores frente al espejo de lo que realmente somos. Esto tiene especial relevancia cuando nos referimos al público infantil y juvenil de quien podemos recibir la crítica más dura y también la más acertada.

 

Hace justo un año asistía ilusionada a la publicación, que la pandemia había retrasado,  de El ingenio de los mediocres en Olélibros y en primavera inició su andadura mi última novela infantil y primera en gallego, O segredo de Caaveiro en Baía Edicións.

 

Las circunstancias han hecho que dos acontecimientos tan importantes para mí se sucedieran en un intervalo relativamente corto, lo cual me ha supuesto un gran esfuerzo, a la par que una doble satisfacción.

 

Un año de feria en feria

 

Desde septiembre del pasado año, con aquella @FLMadrid excepcionalmente otoñal y pospandémica, que nos permitió empezar a recuperar la normalidad y abrió paso a la edición tradicional de primavera, hasta la Feira do Libro da Coruña del pasado mes de agosto, he ido recorriendo ciudades (Valencia @firallibrevlc, @LibrerosBURgos, Murcia) para encontrarme con personas que generosamente estaban dispuestas a dedicar una parte de su tiempo a conocer mis historias.

 

Necesitaba escucharlos, conocer su opinión y tomar buena nota de sus comentarios. En definitiva, aprender para seguir escribiendo.

 

Para la industria del libro, las ferias, presentaciones y este tipo de actos constituyen una legítima y adecuada herramienta comercial, para quienes nos dedicamos al oficio de escribir es una forma de poner a prueba nuestra capacidad de convocatoria y el impacto que causan nuestros libros.

 

Desafíos

 

Un ejercicio que me deja exhausta, pero que me produce muchas satisfacciones, sobre todo cuando en los ojos de los lectores adultos veo brillar esa ilusión que enseguida se detecta en los más jóvenes. No tienen precio esos momentos de conversación que se producen después de vencer la barrera de la timidez para que alguien diga abiertamente lo que piensa de tu trabajo y cuál es el motivo de que alguien adquiera el libro o de que, después de leerlo, venga por otro ejemplar para regalarlo a una persona que quiere.

 

Sin embargo, me quedo con esos momentos mágicos en que una lectora nos sorprende a todos con sus planteamientos. Utilizo el femenino porque esto solo me ha pasado dos veces y en ambas se trataba de dos niñas que rondaban los once años.

 

Cuánta sensibilidad y delicadeza puede haber en estas niñas a las que estoy segura aguarda un futuro prometedor. Aclaro que no me refiero al concepto de éxito en boga.

 

Las lectoras más sensibles

 

La primera fue en Burgos hace años – lamento profundamente no recordar su nombre- en un encuentro con colegios dentro del Salón del Libro Infantil y Juvenil. Hablábamos de El pescador de globos y aquella niña levantó la mano y dijo que para ella Max, el protagonista, era una ilusión. Nadie hasta ese momento había definido tan bien toda la poesía y el misterio que encierra este personaje.

 

La segunda lectora, que nos dejó impactados no solo a mi sino a todo el público que asistía a la presentación de O Segredo de Caaveiro en la Feira do Libro da Coruña, se llama Sofía, un nombre que significa sabiduría y no puede ser más idóneo.

 

Sofía deseaba preguntar desde que se inició el coloquio, porque quizás era la persona de todas quienes habían leído mi novela que mejor la había comprendido, pero no se atrevía. Finalmente, venció la timidez y preguntó por la relación que hay entre Uxía y Estrela de Lois, personajes centrales de O segredo de Caaveiro, porque constituyen el nexo entre el pasado y el presente que se narra.

 

Es difícil describir la emoción que se siente cuando una lectora atrapa el cabo suelto que has dejado intencionadamente al escribir una historia. Sin ese contacto con los lectores es imposible saberlo.

 

Agradezco desde aquí el apoyo que en esa jornada me prestaron  @BelnLpezVzquez2, mi editora de @baiaeditorial, y el historiador José Alfeirán, que generosamente se prestó a presentar mi novela. La travesía de O segredo de Caaveiro continúa en otoño con la promesa de ir, entre otros, al colegio de Ares en otoño. Una jornada de especial relevancia pues implica el desafío de hablar con los lectores que viven en el lugar donde se desarrolla la novela. Estoy deseando conocer lo que descubriré a través de su espejo.

 

En la foto con Belén López y José Alfeirán

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