Cuanto sé de mí

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«La poesía me ha enseñado cuanto sé de mí», decía el poeta Pepe Hierro en el prólogo de la antología de sus poemas que publicó Seix Barral en 1974 tomando prestado el verso de Calderón de la Barca.

 

Cuanto sé de mí es título de la exposición con la que la Biblioteca Nacional de España conmemora el centenario del nacimiento de José Hierro (1922-2002).

 

La exposición concluye el próximo día 22 de enero, así que todavía hay tiempo para visitarla. Hoy, martes 17 de enero, a las 18,30 horas, la BNE organiza una lectura dramatizada sobre el poeta.

 

Poeta testimonial

 

Hierro se considera un poeta testimonial porque da testimonio de su tiempo desde el yo, de sus vivencias que comparten tantos otros. «Quien lee a un poeta descubre mucho de este y mucho de sí. El poeta es una hoja más entre los millones de otras que forman el árbol de su tiempo».

 

Pepe Hierro fue un poeta de posguerra, marcado por su temprana e injusta estancia en la cárcel, una huella profunda que no dejó en él resentimiento. Su segundo poemario, Alegría, galardonado con el premio Adonáis de 1947, expresa su decidida voluntad, como la de tantos otros de su generación vencida y maltratada, de salir adelante.

 

Llegué por el dolor a la alegría.

Supe por el dolor que el alma existe.

Por el dolor, allá en mi reino triste,

Un misterioso sol amanecía.

 

Cobañera de poesía

 

Tuve la inmensa suerte de conocer a Pepe Hierro en la Cobañera de Poesía, que organizaron el poeta José Alberto Santiago y la directora teatral Elda Filipini en la Casa de Cultura de Collado Mediano a principios de los noventa.

 

Este municipio y los que allí estuvimos nunca agradeceremos lo suficiente la dedicación de estas dos personas, que llevaron hasta un pequeño enclave de la sierra de Madrid a poetas, como el citado Pepe Hierro, Felix Grande, Francisca Aguirre o Luis Eduardo Aute.

 

Jornadas íntimas y entrañables, en las que todos ellos, que ya gozaban de un gran reconocimiento mostraban la cercanía y la amistad de la que solo son capaces la gentes de bonhomía.

 

Tras la lectura de poemas y el coloquio, algunas personas nos íbamos a cenar con ellos y podíamos ahondar con nuestras preguntas en su vida y en su obra, con la confianza de una reunión de amigos, en la que no faltaba la buena comida y el buen vino que nos ofrecía Paco en su restaurante El Castillo

 

La grandeza de un hombre exigente

 

La obra de Pepe Hierro resume la grandeza de un hombre exigente, como se define en el prólogo que hizo para la citada antología publicada en 1974. Hierro no se cree mejor que los otros, su inspiración fueron los clásicos -Lope y Calderón le guían- y los poetas del 27.

 

De ellos recoge la belleza de la palabra, porque la poesía, según Hierro, puede ser estética, testimonial, política o religiosa, pero «hermosa, porque la poesía del tipo que sea no puede prescindir de la belleza de la palabra».

 

Recomiendo a quien quiera conocer mejor la poesía de Hierro que, además de acercarse a la exposición de la BNE, lea Poesías completas (1947-2002), una compilación de su obra publicada por Visor en 2017 y reeditada en 2020, en la que Julia Uceda y Miguel García Posada nos guían sabiamente por la obra del poeta.

 

Momentos de desaliento

 

Como todos los poetas, Pepe Hierro tuvo sus momentos de dudas, que expresa en dos cartas que escribió a su amigo José Luis Hidalgo; la primera cuando estaba en la cárcel y la segunda, al salir de ella. En esta última escribe:

 

«He roto todas las poesías, prosas, apuntes y estupideces de mi vida. Tengo ya edad (22 años) para haber hecho una obra y puesto que no ha sido así es señal de mi nulidad».

 

Al igual que otros escritores -todos hemos pasado por el bache de tirar la toalla y no seguir escribiendo- afortunadamente para él y para todos, Hierro no cumplió este propósito.

 

En 1944 confiesa que recuperó «el tono», lo que se tradujo en la publicación de su primer poemario, Tierra sin nosotros (1947) y ganar ese mismo año el Premio Adonáis.

 

Por citar los más importantes, Pepe Hierro fue reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1981), Premio Nacional de las letras (1990) y Premio Cervantes (1998) y nombrado académico de la RAE (1999).

 

Con esta trayectoria, este poeta, testigo de su tiempo, nos invita a releerlo y a darlo a conocer a las nuevas generaciones.

Foto: retrato del poeta expuesto en la BNE

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