Clara Sánchez, académica

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Clara Sánchez ha sido elegida para ocupar el sillón X de Real Academia Española (RAE). Con esta elección, la institución reconoce la labor de una de nuestras mejores novelistas actuales.

 

La elección abunda en la reparación que debe llevar a cabo la RAE para acabar con la escasa presencia femenina en esta institución. Una ausencia inexplicable e injusta en un país de escritoras a las que, como es el caso de Clara Sánchez, sobran méritos para ocupar un sillón en la Academia.

 

Mujeres en la RAE

 

La candidatura de Clara Sánchez fue presentada por las académicas y escritoras Soledad Puértolas, Carme Riera y Paloma Díaz-Mas; esta última ingresó en la Academia el pasado mes de noviembre en sustitución de Margarita Salas. Las dos primeras nacieron a finales de los años cuarenta y Díaz-Mas y Sánchez, en la mitad de los cincuenta.

 

Hago referencia al dato de su nacimiento porque pertenecen a una generación de mujeres que irrumpió de forma silenciosa y minoritaria, pero decidida, en todos los ámbitos de actividad.

 

Todas ellas han ganado premios en un tiempo en el que para obtener un reconocimiento no bastaba con ser buena, era obligado ser la mejor. Y aun así.

 

En la anterior entrada de este blog recordaba cómo hace poco más de un siglo se negó un sillón en la Academia a Emilia Pardo Bazán. Hubo que esperar hasta el 28 de enero de 1979, hace tan solo cuarenta y cuatro años, para que Carmen Conde, la primera mujer académica en la historia, leyera su discurso de ingreso.

 

La RAE está compuesta actualmente por cuarenta y seis académicos, aunque solo siete son mujeres. A las tres citadas anteriormente hay que añadir a Clara Janés, Inés Fernández Ordóñez, Carmen Iglesias y Aurora Egido.

 

La generación que se quitó la venda de los ojos

 

He de admitir que no puedo evitar la parcialidad al hablar de Clara Sánchez. Siempre estaré en débito con ella, pues tuvo la deferencia de presentar mi primera novela para adultos, Inventario de otoño. La foto que acompaña este texto muestra un momento de la presentación en Ámbito Cultural en el año 2009.

 

Sánchez se mostró generosa conmigo, pero me dejó claro que si participaba en aquella presentación era porque le había gustado el relato que hacía «sobre una generación de mujeres que se quitó la venda de los ojos».

 

Sin embargo, antes de este encuentro yo, que no la conocía personalmente, ya la admiraba. La razón es que sus libros nos hablan de un asunto literario tan querido para mí como son las historias que se ocultan tras las vidas aparentemente corrientes.

 

Por eso, es fácil verse reflejado en los personajes de esta autora. Entre mis novelas preferidas de Clara Sánchez cito Un millón de luces, una narración que transcurre en las oficinas de un rascacielos, un ambiente cercano, pero poco usual en literatura, plagado de sobreentendidos y secretos.

 

Y esa misma apariencia de cotidianeidad es con la que tropieza Sandra en su desconcierto vital. Hablo de la protagonista de Lo que esconde tu nombre, novela con la que Sánchez obtuvo el premio Nadal 2010.

 

Hay tantos títulos, Presentimientos, El palacio varado, El cielo ha vuelto, premio Planeta 2013, y otros, que cualquiera de ellos es bueno para releerlo y celebrar así la elección de esta nueva académica.

 

Una escritora que nos representa a una generación de mujeres y que empezó a hablar de nosotras y de nuestros problemas, mucho antes de que algunos intentaran reducirlo a una moda literaria.

 

Este reconocimiento que ahora recibe de la Academia se hace eco del que ya ha encontrado esta autora más allá de nuestras fronteras.

 

Enhorabuena.

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