Violencia de género agazapada

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La violencia, de una u otra forma, siempre está presente en las novelas de Edurne Portela. Bien puede ser el terrorismo de Mejor la ausencia, la violencia de género agazapada de Formas de estar lejos o la de un pasado que se ha tratado de enterrar en Los ojos cerrados.

 

Marina Sanmartín, escritora y socia de la librería Cervantes, me recomienda Formas de estar lejos para acercarme a esta autora que desde hacía tiempo quería conocer. La ventaja de la buena literatura es que aguarda a que llegue el momento de encontrarse con cada lector y resiste el paso del tiempo con la misma fuerza con que hace frente a las imposiciones del mercado.

 

Formas de estar lejos, que se publicó en marzo de 2019, es una de las mejores indagaciones que he leído sobre la violencia de género desde el punto de vista de la víctima. Nos habla de la relación de dominio que subyace en las relaciones tóxicas entre un hombre y una mujer; de un tipo de violencia sutil que no se manifiesta en agresiones físicas, sino que se expresa a través del control que uno ejerce sobre otra.

 

“No te olvides de pedir factura de las compras que haces porque tú no controlas bien las cuentas”, “¿Por qué llegas tan tarde? ¿Con quién has estado?”

 

Estas preguntas que por separado pueden parecer, solo parecer, inocuas, encierran el propósito en quien las formula de saberse dueño de otra persona para enjugar sus propias frustraciones.

 

Una lacra social

 

Nos resulta difícil entender que mujeres brillantes y con estudios puedan ser víctimas de la violencia de género, una lacra que, como la droga, afecta a personas de todo tipo y condición. El machismo, como vemos a través de la novela de Edurne Portela impregna todos los estratos.

 

La autora se preguntaba en una reciente entrevista con EFE por qué en el siglo XXI todavía mantenemos una estructura social patriarcal que posibilita la violencia de género. Más allá de los crímenes y atrocidades que saltan a los medios informativos, esta violencia tiene otras expresiones, enquistadas gracias a la aceptación con que se integran en nuestros hábitos.

 

Violencias cotidianas que se manifiestan en la esfera de lo público y de lo privado. Acoso en el trabajo, diferencia salarial, imposición de determinados comportamientos, el sutil aislamiento de las víctimas sin que suene ninguna alarma, el silencio cómplice, la educación dirigida a hacernos dóciles y serviles, a decir sí y desconocer el valor de un NO.

 

La fuerza de las historias cotidianas

 

La historia de una profesora universitaria sirve a Edurne Portela para reflejar esa violencia latente que asfixia a la protagonista con el beneplácito de una sociedad que asiste como espectadora impasible a la tragedia del personaje.

 

Con un estilo literario fluido y elegante, la autora nos va adentrando en los episodios que jalonan la relación entre Matty y Alicia, en una cotidianeidad que guarda una historia potente que nos sorprende.

 

La fortaleza de la narración radica en la forma en que la autora nos enfrenta a nuestras propias contradicciones y al desasosiego que produce constatar que la historia que nos cuenta es tan frecuente que pone los pelos de punta.

 

Feliz día del libro

 

Celebrad con una buena lectura esta semana en que conmemoramos a Miguel de Cervantes, nuestro más insigne escritor. Festejémoslo descubriendo algo nuevo o revisitando ese libro que tanto  nos hizo  disfrutar.

El Quijote sigue siendo una opción actual, irónica y divertida. Particularmente, agradezco a mi profesora Marisa que me enseñara a entenderlo. Hago en su persona el homenaje a quienes guían a los demás a descubrir el placer de la lectura.

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