Victimismo y prejuicios al cincuenta por ciento

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Victimismo y prejuicios son los dos ingredientes con que Steve Cavanagh juega en Cincuenta cincuenta. Una historia sobre dos hermanas que luchan por convencer a un jurado de su inocencia.

 

El papel de víctimas o de verdugos que adoptamos cuando nos sometemos al juicio de los otros puede ser determinante en el veredicto de un jurado, sobre todo si sabemos hacer uso de los prejuicios de quienes nos juzgan.

 

El autor,  nacido en Belfast,  tiene la pericia de convertir a los lectores en parte de ese jurado que dictaminará la culpabilidad o inocencia de una de las hermanas o de ambas.

 

Los temores que nos dominan

 

No desvelo nada que quite un ápice de tensión a esta novela, efectivamente muy negra, que sobresale entre las de su género. El autor plantea una profunda reflexión sobre cómo juegan los prejuicios en nuestras decisiones y cómo gracias a ello nos pueden engañar y manipular.

 

Cavanagh nos habla de la sociedad en la que vivimos, de los temores que nos dominan y de los valores a los que servimos. Razones suficientes para considerar que Cincuenta cincuenta ofrece todos los ingredientes de una buena novela sin necesidad de más adjetivos.

 

Personajes, argumento y estilo se entrelazan con armonía y están bien construidos. El abogado Eddie Flynn es el hilo conductor de las novelas de Cavanagh. Un personaje que evoluciona en cada nueva novela, al tiempo que de su vida desaparecen y emergen nuevos protagonistas. Por cierto, Roca acaba de publicar una nueva novela de Cavanagh, El abogado del diablo.

 

Calidad sin renunciar al éxito

 

Tengo que reconocer mi debilidad por los autores nacidos en Irlanda. Una lista a la que ahora añado a Cavanagh , a quien admiro porque conjuga su buen hacer literario con la capacidad de llegar a muchos lectores.

 

Hay distintos niveles de lectura y para alcanzarlos se necesitan guías —escritores— que susciten interés con calidad y capacidad de enganchar al público sin necesidad de utilizar recursos fáciles ni manidas fórmulas de éxito comercial, carentes de valor literario.

 

La lectura de Cincuenta cincuenta provoca una sacudida, habla de la capacidad de manipulación de nuestras conciencias. Este es el gran temor de nuestra época, al que a veces —da miedo pensarlo— nos vemos avocados.

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