Tipos a quienes les funciona el dedo

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Este término acuñado por la mafia se refiere a personas de gatillo fácil, gentes que matan a otras gentes y se quedan impasibles. Profesionales del crimen que no actúan impulsados por odio o fanatismo. Matan fríamente por dinero o por sentido del deber. De ellos habla Javier Marías en su última novela, Tomás Nevinson.

 

Marías es, en mi opinión y en la de otras muchas personas, uno de los mejores novelistas contemporáneos en lengua castellana. Como es lógico, entre su extensa producción, tengo mis preferidas. La trilogía Tu rostro mañana, Negra espalda del tiempo o Corazón tan blanco. Su última novela, Tomás Nevinson también se ha convertido en una de mis favoritas.

 

No defrauda al lector que espera un argumento sólido con personajes poliédricos y una prosa que es un deleite, tan sobria como compleja con un vocabulario esmerado. Me encanta que rescate palabras como sofaldamiento, perfunctorio, ancilar…

 

Parece una obviedad destacar estos méritos —habituales de las novelas de Marías—, pero no lo es. El panorama editorial está plagado de lecturas en las que su autoría, o bien, se mira el ombligo, o, cuenta una historia aparentemente trepidante, llena de cabos sueltos o mal escrita.

 

Viaje al corazón de un espía

 

Tomás Nevinson es una historia muy bien construida que nos mantiene en tensión de principio a fin, como corresponde a una novela que habla de los servicios secretos, de los espías, de la lucha del Estado contra ETA. Cualquiera que haya vivido los terribles años del terrorismo comprende los dilemas morales que se plantean en esta novela.

 

“Se nos olvida —dice el protagonista desde la perspectiva de 1997, año en que asesinaron a Miguel Ángel Blanco— que hubo momentos mucho más sanguinarios que ahora”.

 

Diez años desde el fin de ETA

 

Ha pasado el tiempo suficiente desde que ETA dejó de matar –este lunes se han cumplido diez años– para que la literatura se ocupe de contar lo que significó todo aquello. La huella es tan profunda y hay tanto por expresar que explica el fenómeno de Patria de Fernando Aramburu, aunque no es el primero que abordó literariamente este asunto ni, por supuesto, va a ser el último. Queda mucho por decir. La historia la conocemos, pero solo la literatura es capaz de expresar cómo la vivimos, como la sintió cada cual desde su ámbito y desde su punto de vista.

 

En mi última novela, El ingenio de los mediocres, surge la impronta del terrorismo que cambió la vida de la familia protagonista. Hechos, aparentemente olvidados, que solo estaban ocultos y acaban aflorando a la superficie de la misma forma que la marea devuelve los cadáveres de los ahogados.

 

Gente que no existe y permanece

 

Se dice en Tomás Nevinson que “la literatura permite ver a la gente de veras, aunque sea gente que no existe o que con suerte existirá para siempre, por eso nunca perderá su prestigio del todo”. Esta frase, entre otras muchas, corrobora cómo Marías sigue mezclando, que no confundiendo, la realidad con la ficción, como ya admitía el autor en las primeras frases de Negra espalda del tiempo.

 

Incluso el escenario donde actúa Tomás Nevinson, es una ciudad de provincias, en parte imaginaria y, en parte, reconocible por las pistas que nos va dando el autor en sus descripciones. Sin embargo, de esta forma los personajes se pueden mover con mucha más libertad que si los constriñera a un espacio perfectamente reconocible desde el primer momento. Los lectores de Marías hemos comprobado que le gusta moverse en esa ambigüedad e implicar al lector a que participe en su juego.

 

Dilemas morales

 

En su labor de espionaje Nevinson observa y perfila a los tres personajes femeninos sobre los que gira el argumento. El pasado y el presente de cada una de ellas hila una trama que nos mantiene hasta el final presos de la lectura, al tiempo que nos plantea profundos dilemas morales.

 

Los servicios secretos trabajan para el Estado, para los ciudadanos, nos protegen sin que los beneficiados de su labor nos hagamos preguntas sobre los métodos que utilizan. Incluso, en ocasiones, lanzamos diatribas contra ellos de cara a la galería, aunque aceptando que su misión forma parte del juego. Hay una crítica a “esos ciudadanos pánfilos que exigen transparencia hasta en la lucha contra lo más taimado, destructivo y turbio, solo para sentirse ellos rectos”.

 

El terrorismo y la corrupción política que anida entre nosotros, a sabiendas de que la gente tarda mucho en desengañarse, forman el paisaje en el que se mueve este espía de doble nacionalidad que por primera vez se ve obligado a trabajar y a enfrentarse a la realidad del país que lo vio nacer.

 

Tomás Nevinson, como dice su autor forma “pareja” pero no es continuación de su anterior obra, Berta Isla, que no me gustó tanto como esta última. Nevinson me ha intrigado, me ha emocionado y me ha hecho pensar. No se puede pedir más.

 

Imagen de Victoria Borodinova en Pixabay

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