¿Qué tienen en común Hialeah y Somers Town?

Novelas de Padura

Hialeah, Miami, es un lugar de Estados Unidos donde el 90% de sus habitantes habla español y es de origen cubano y Somers Town es un distrito de Londres, en el que a partir de 1823 se refugiaron políticos, científicos, intelectuales y españoles de toda condición, de la persecución de Fernando VII durante la llamada “década ominosa”, que supuso una vuelta al absolutismo tras el trienio liberal.

 

Mi curiosidad por la ciudad de Miami comenzó tras la lectura de la última y hermosa novela del autor cubano, Leopoldo Padura, Como polvo en el viento. Una narración sobre la diáspora de los cubanos por el mundo vista con los ojos de quien se queda y ve marchar a su marido, a sus amigos y, finalmente, a sus hijos. Clara es el personaje a través del que sentimos el dolor por la pérdida y la soledad, cada vez más patente, que sufre quien se convierte en la referencia que el resto de los personajes de la novela guarda con sus raíces.

 

Ocho meses antes de leer esta última novela de Padura, había consultado las dos versiones de la autobiografía de Antonio Alcalá Galiano, Recuerdos de un anciano (1878) y Memorias (1886), cuya lectura me condujo a Somers Town, donde el autor, con descripciones minuciosas de la vida y personas que compartieron esa experiencia en aquellos años, relata la vida de los emigrados. Desgraciadamente, fuimos los españoles los que en el siglo XIX internacionalizamos la palabra emigrante como sinónimo de exiliado. En la actualidad migrantes, exiliados, expatriados, refugiados matizan las circunstancias en las que cada persona abandona su país. Alcalá Galiano, marino, político, diputado de las Cortes de Cádiz que redactaron la Constitución de 1812 y escritor, relata aquella etapa de forma ágil e irónica y su lectura resulta amena, a pesar de los dos siglos que nos separan de él. La vida de los emigrados en Somers Town solo ocupa una pequeña parte de sus memorias que nos aportan el testimonio directo, bien se puede decir que una crónica, de alguien que vivió nuestro convulso siglo XIX.

 

Me acerqué a las memorias de Alcalá Galiano cuando estaba documentándome para ni novela El secreto de Caaveiro, que espero puedan disfrutar pronto mis lectores más jóvenes. El particular viaje en el tiempo que emprendí con la escritura de este libro me llevó a encontrarme con unas personas para quienes la amistad y compartir la misma lengua consolaban de su infortunio. Buceando por Internet encontré un trabajo del profesor Juan Carlos Sánchez Zapatero, de la Universidad de Salamanca, fechado en 2008, en el que asegura que el exilio en los escritores tiene consecuencias léxicas,  porque “afecta a su propia existencia y modifica los parámetros de su creación”.

 

Leonardo Padura, a diferencia de Alcalá Galiano, no ha migrado ni se ha exiliado como muchos otros cubanos, pero los que se quedan sufren el desgarro que supone la partida de los familiares y de los amigos. Esta es una constante en todas las obras de este autor, en las que sus personajes reflejan la impotencia de no saber cómo frenar esta sangría y la división que sacude a sus compatriotas. Este malestar campa en las andanzas del detective Mario Conde, el personaje que hizo a Padura mundialmente famoso. Me gustan las aventuras de este detective y mi título favorito de esta serie es Máscaras, pero es con novelas como Herejes, El hombre que amaba los perros, La transparencia del tiempo o Como polvo en el viento con las que más disfruto.

 

Con todas las diferencias que pueda haber entre las obras citadas de Padura y Alcalá Galiano, en ambas se refleja la necesidad que tienen las personas que se ven obligadas a dejar su país de mantener las costumbres y el idioma, trabar amistad y rodearse de los que se hallan en la misma situación. La elección de los lugares donde se ubica la población migrante o exiliada tampoco es casual; Hialeah se encuentra en la punta sur de Miami mirando a Cuba. Todavía los cubanos se refieren a esta península de Estados Unidos como Florida, Flórida, dice Marcos, el hijo de Clara.

 

El caso de Somers Town tiene otras connotaciones. El distrito, en el que ahora se ubica The New British Library y que limitan las estaciones de Euston, St. Pancras y Kings Cross era a principios del XIX un barrio que habían comenzado a construir exiliados franceses que pronto volvieron a su país y dejaron el espacio libre a los españoles. Nuestros compatriotas fueron bien recibidos por los londinenses por sus ideas liberales y su oposición a Napoleón. Galiano describe Somers Town como un barrio de casas bajas, no más de dos pisos, a diferencia de los edificios de tres y cuatro alturas de las zonas más elegantes de Londres. El distrito londinense ha cambiado mucho su configuración en la actualidad y no tengo constancia de que guarde memoria de la historia de exilio que encierra.

 

Padura vuelca sus sentimientos en una novela y Alcalá Galiano opta por escribir unas memorias. El cubano, en las notas y gratitudes con las que finaliza Como polvo en el viento, dice que “la obra de la imaginación apenas ha sido convocar todos estos elementos históricos, humanos y físicos de una época y diversos espacios, para darles forma de novela”. El español, como dije antes, es un testigo fiel del ir y venir de sus paisanos, de su camaradería y de sus padecimientos. Ambos libros son testimonios de un desgarro que en muchos casos se convierte en un adiós definitivo. Un fenómeno que desgraciadamente crece cada día y siembra de cadáveres y vidas rotas el Mediterráneo y la frontera entre México y Estados Unidos, por citar solo dos ejemplos.

 

Además, las causas que obligan a migrar cada vez son más numerosas: persecución política, conflictos armados latentes o declarados, necesidad económica, catástrofes medioambientales, hambruna, explosión demográfica en unas zonas y caída de la natalidad en otras. Todo ello me hacer pensar ¿cómo siendo el mundo tan pequeño y estos problemas tan acuciantes y cercanos todavía nos permitimos recelar de tantas personas como llaman a nuestras puertas acuciados por la necesidad de vivir dignamente? y, sin embargo, personajes mafiosos de todas las nacionalidades posibles consiguen la residencia sin que nadie les pregunte a qué vienen invirtiendo un mínimo de 500.000 euros en una propiedad de las costas del Sol y de Levante. Sobre exilio y emigración se ha escrito mucho, Padura y Alcalá Galiano engrosan una larga lista de escritores que nos ayudan a reflexionar sobre la complejidad de este problema constante en la historia de la humanidad.

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