Mujeres que brillan en la oscuridad

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Hay mujeres a las que se pretendió invisibilizar, pero brillan en la oscuridad en las que se pretendió olvidarlas. La novela La Arquitectriz de Melania G. Mazzucco saca a la luz la historia de Plautilla Briccia, la primera arquitecta conocida de la Historia.

 

La invisibilidad es la condición a la que históricamente nos hemos visto sometidas las mujeres a partir de determinada edad. Esta situación de transparencia ha trascendido nuestra existencia y ha opacado nuestro legado, reducido a maternidad y familia.

 

Siempre ha habido mujeres escritoras, artistas, trabajadoras, gobernadoras, soldados…Mujeres que tomaron las riendas de su destino y lucharon por cumplir sus sueños, aun cuando tuvieran todas las circunstancias en contra. Parece una obviedad, pero es necesario recordarlo continuamente, incluso a muchas mujeres que  ignoran la trascendencia que en los logros actuales tienen nuestras antecesoras.

 

Contribución al progreso de la humanidad

 

La novela La Arquitectriz de la escritora italiana Melania G. Mazzucco  –remito en este enlace al interesante artículo sobre la autora de José Luis Espinosa Sales en la Revista de la Sociedad Española de Italianistas– es un ejemplo bien documentado de nuestra contribución al progreso de la humanidad, no solo como madres, esposas y cuidadoras de la familia, sino como pensadoras, científicas, artistas y protagonistas en todos aquellos ámbitos decisivos que han procurado el progreso de la humanidad.

 

A diferencia de los hombres, cuyo legado se olvida, bien porque no mereciera ser recordado, bien por la inquina o incomprensión de sus contemporáneos o por cualquier otro motivo, en el caso de las mujeres el desprecio a nuestras realizaciones viene dictado por nuestra propia condición.

 

Desde hace más de un siglo empezamos a levantar las alfombras que cubren una historia de olvido estructural y premeditado, una constante que hallamos en la literatura de Mazzucco.

 

Veinte años de investigación

 

Este proceso se ha desarrollado de una forma tímida y minoritaria, hasta generalizarse, algo que desgraciadamente no es extrapolable a todo el planeta ni siquiera al conjunto de las sociedades en que más ha arraigado la reivindicación de la igualdad.

 

Mazzucco, una de las grandes autoras italianas de la actualidad, dedicó veinte años a investigar la vida de Plautilla Biccia, arquitecta y pintora romana del siglo XVII, constructora de la villa destruida durante el asedio que puso fin a la República Romana el 4 de julio de 1849. Sobre los restos de esta villa Benedetti, conocida como el Bajel, solo se conserva la puerta de entrada en forma de gruta.

 

Esta arquitectriz, como ella misma se autodenominó, fue la primera mujer que levantó una capilla, la de San Luis de los Franceses, un privilegio reservado a los hombres, también fue inscrita entre los artistas de la Academia de San Luca y sus pinturas integran los fondos de los Museos Vaticanos.

 

El alto precio de culminar un sueño

 

Esta valiosa arquitecta y pintora pudo desarrollar su obra, gracias a su larga vida tras años de renuncia, resistencia y de poner todo su empeño al servicio de su profesión, a costa de renunciar a la maternidad y al matrimonio.

 

Mazzucco nos recuerda en su novela, que trasciende la historia del personaje principal y nos muestra la sociedad romana del XVII, dirigida por papas que hicieron de las artes un símbolo de su poder.

 

En contraposición, a la élite gobernante el pueblo subsistía en condiciones deplorables y convertía a las mujeres en una máquina de parir hijos en una época con una elevada tasa de mortalidad infantil.

 

Casi cuatro siglos para salir a la luz

 

La proyección artística de Briccia, que no acepta ese destino y lucha por realizar sus sueños,  eclosiona a partir de los 46 años. En el siglo XVII a esa edad una mujer empezaba a ser invisible, según se dice en la novela, pues «ya no constituía tentación, riesgo ni pecado».

 

A raíz de la publicación de la novela de Mazzucco en Italia en el año 2019, se realizó la primera exposición sobre la obra de Plautilla Briccia,  la primera mujer arquitecta de la historia de la que se tiene constancia.

 

Mazzucco ha podido reconstruir su historia gracias los hitos que alcanzó y al testimonio documental encontrado, que ha servido para rescatar a la arquitectriz y desvelarla como autora de obras, como es el caso de la villa Benedetti, cuya autoría se firmó a Basilio Briccio, su hermano. Siglos después la verdad sale a la luz y alumbra a las generaciones presentes y futuras.

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