Literatura contra los viejos demonios

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En estos días en que los viejos demonios del odio y la intolerancia recorren de nuevo el mundo, parece oportuna la lectura de la novela de Grabriele Tergit, Los Effinger, junto al relato de la investigación que Philippe Sands plasma en su obra Calle Este-Oeste.

 

Esta saga de una familia berlinesa se publicó por primera vez en 1951en Londres –donde residía la autora–sin obtener un gran éxito, pero en 2019 se volvió a editar en Alemania. La novela se convirtió en un «fenómeno editorial» y los lectores alemanes redescubrieron a esta afamada periodista y escritora de la República de Weimar. Afortunadamente, Libros del Asteroide lo editó en 2022 en España, traducido por Carlos Fortea.

 

La autora hace una crónica detallada de los avatares de esta familia, nos acerca desde lo cotidiano al pensamiento, costumbres y problemas sociales y económicos que marcan ese periodo. De las luces que dominan a las primeras generaciones bajaremos a las sombras, que conducen a un momento en que se pone en juego la propia existencia de Alemania.

 

La ignorancia conduce a la repetición de la Historia

 

Son inevitables las comparaciones y al terminar de recorrer, sin ningún cansancio, las novecientas páginas de esta novela, pensé en nuestra época y en el resurgir de la intolerancia y el odio hacia el que no piensa igual, viene de otro país en busca de asilo y trabajo o tiene otras creencias.

 

Me estremece la frivolidad con se usan determinadas palabras, cuyo verdadero y noble significado se tergiversa y se chapotea, y la falta de inteligencia de tantos que, en vez de buscar soluciones que arreglen lo que está mal, apuestan por fórmulas que minan la democracia, pero halagan el oído de los desesperados.

 

El libro tiene novecientas páginas. Recalco esta idea porque, ya hace unos años, me escandalicé la primera vez que un joven graduado universitario en referencia a otro libro me comentó que era «muy gordo». Por desgracia, luego he oído este argumento otras veces. En alguna ocasión me he callado y en otras he contestado que los libros no se valoran al peso.

 

Triste. Tanto como el hecho de que un profesor de Periodismo de la Complutense reconozca por la radio que casi ninguno de sus alumnos lee libros. La ignorancia es el mejor caldo de cultivo para todos los ismos.

 

 

Crónica de una periodista

 

La condición de periodista de Tergit se refleja claramente en Los Effinger. Una de las virtudes de esta novela es la diversidad de fenómenos, escenarios e ideas que refleja. También el cambio en su visión del mundo de las generaciones que se van sucediendo. En este sentido, hay dos ejemplos reseñables: la evolución de las mujeres y la del sistema capitalista.

 

La primera y la segunda generación de mujeres de la familia Effinger tienen como objetivo principal de su existencia hacer un buen matrimonio. Es a partir de la tercera generación cuando se empieza a cuestionar este modelo. En el pasado y en el presente, por mucho que intenten disimularlo, ningún sistema o ideología totalitaria admite para las mujeres otro papel que no sea el de madres y esposas supeditadas al varón.

 

En esta novela también se muestra como una primera generación de empresarios, que quieren generar progreso, empleo y mejores condiciones de vida, es rápidamente sustituida por el capitalismo rampante y especulativo, que sacó partido de la terrible crisis económica que se fraguó en los años veinte. La inflación desbordada que asoló Alemania hace un siglo fue el mejor caldo de cultivo para el triunfo del nazismo.

 

Orgullosos de ser alemanes, pero…

 

El mérito de una buena novela como esta es que nos permite conocer y sentir mejor que cualquier tratado de historia económica los efectos perniciosos del Tratado de Versalles de 1919.

 

Los personajes se muestran impotentes para frenar el declive que produce en su existencia acomodada la inflación galopante y la crisis económica. De la misma forma que no pueden entender que siendo alemanes y sintiéndose orgullosos de haber peleado por ese país y haber contribuido a su enriquecimiento, sus propios compatriotas los odien y deseen su extinción porque imponen la raza y la religión por encima de la ciudadanía.

 

Los Effinger, publicada por primera vez hace cincuenta y tres años, atrapa al lector y es un aviso a navegantes para la actualidad.

 

Crímenes de guerra y genocidio

 

Un feliz azar provocó que al terminar de leer Los Effinger me topase con Calle Este-Oeste de Philips Sands. La investigación de este autor sobre el destino de sus abuelos, judíos conducidos a un campo de concentración en Polonia, es el mejor epílogo para la novela Tergit.

 

Sands indaga en lo que sucedió a millones de seres humanos y nos descubre a dos eminentes juristas judíos, los profesores Lauterpacht y Lenkim, que definieron e introdujeron en el Derecho Internacional los delitos de crimen de guerra y genocidio, que se aplicaron por primera vez en la Historia a los criminales nazis juzgados en Nüremberg.

 

Al finalizar ambas lecturas me quedo en silencio y no puedo evitar un escalofrío al preguntarme cómo es posible que después de tan relativamente poco tiempo los viejos demonios cabalguen de nuevo.

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