Las escritoras reclaman un mayor reconocimiento para Emilia Pardo Bazán

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Es una de nuestras grandes intelectuales y escritoras. Sin embargo, no ocupa el lugar que merece. La Real Academia le cerró sus puertas y tampoco las cátedras de literatura universitarias la han considerado hasta ahora entre los grandes de nuestras letras.

 

Por ello, es de agradecer que para celebrar el Día de la Mujer el pasado día 9 la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE), organizara, bajo el impulso de Ana Rossetti, una mesa redonda, en el Círculo de Bellas Artes, para analizar el papel de doña Emilia como pionera del feminismo y de la novela social en España.

 

Una intelectual cosmopolita

 

En el acto, presentado por la escritora Pepa Roma, con lecturas de la novela La Tribuna, a cargo de la actriz Ruth Gabriel, participaron Fany Rubio, escritora, catedrática de literatura de la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidenta de ACE, (en el centro de la foto); Cristina Oñoro, profesora de teoría de la literatura de la UCM, (derecha); y la escritora Elena Medel.

 

Fany Rubio se congratuló de que, por fin, en la Universidad se hable de doña Emilia, que vivió en un momento histórico conflictivo, en el que fueron asesinados cuatro presidentes de Gobierno: Prim, Cánovas, Canalejas y Eduardo Dato. Hay que señalar que el asesinato de Dato se produjo dos meses antes de que falleciese la escritora gallega.

 

Doña Emilia Pardo Bazán fue una intelectual cosmopolita, que dominaba varios idiomas, participó en la tertulia de Victor Hugo y conoció a Emile Zola. Una autora que, según su propio testimonio, no quería «escribir libros entretenidos, sino que suscitaran problemas».

 

Género, clase social y trabajo

 

Para escribir su novela La Tribuna, cuya protagonista es una mujer que trabaja en una fábrica, Pardo Bazán visitó con su hijo Jaime, todavía niño, la fábrica de cigarros. La escritora se documentó Visitaba y se documentaba como hacemos ahora los novelistas.

 

Según Elena Medel, «La Tribuna es una novela muy moderna», que muestra tres aspectos innovadores: género, clase social y trabajo. Desde la primera escena aparece la fábrica.

 

Hay que tener en cuenta que en la segunda mitad del siglo XIX se implantó la industria, que iba a necesitar mucha mano de obra y, en algunos casos como la industria tabaquera o textil, precisó de niños y mujeres, que de esta forma pudieron acceder al trabajo remunerado.

 

La mirada de la autora

 

La cigarrera Amparo, apodada la Tribuna, muestra a los lectores, por primera vez en la literatura española, el mundo de la fábrica. La novela permite ver cómo la protagonista se plantea la libertad que le da ganar dinero y refleja los problemas de las mujeres.

 

«Al leer La Tribuna nos preguntamos cómo no hemos leído antes esta novela», señaló Cristina Oñoro, que destacó la manera moderna con que esta narración sigue el deambular de Amparo por las calles.

 

La calle para este personaje, que Pardo Bazán disecciona como una cirujana, era la patria, el paraíso terrenal y es en ella donde se unen la mirada de la protagonista y la de la propia autora naturalista.

 

Doña Emilia introdujo el naturalismo en España Sin embargo, sus colegas no la reconocieron como la gran autora de esta corriente literaria y, más que como escritora, la consideraban una buena lectora «por encima de todos los que hay en España».

 

Ni España ni Europa han sabido valorar la gran figura de doña Emilia Pardo Bazán, que se puso «el mundo por montera», como tituló el Instituto de Estudios Madrileños el ciclo de conferencias, que organizó con motivo del centenario de su muerte y del que también os hablé en este blog., que cuando tengáis tiempo os recomiendo que volváis a echar un vistazo. Doña Emilia lo merece.

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