La vida cotidiana, al trasluz

Siento profunda admiración por Alice Munro y por George Saunders. Las historias de estos dos narradores, canadiense, ella, y estadounidense, él, observan al trasluz la vida cotidiana y nos descubren que sus personajes tienen poco que ver con la apariencia plácida y monótona que, a veces, suponemos.

 

Con motivo de la publicación este año del libro de relatos en castellano de Alice Munro, Algo que quería contarte, decía Javier Aparicio Maydeu en El País, que la gran Alice Munro proyecta “precisas e inquietantes miradas a una vida cotidiana que solo es anodina si se la ve desde lejos, pues observada de cerca presenta matices inusitados y emociones imperceptibles”.

 

Secretos del corazón

 

En las historias de Munro, premio Nobel de Literatura 2013, al ser considerada una maestra del relato por la Academia sueca, descubrimos el frustrante destino de la chica perfecta, el trío que forman dos hermanas y el marido de una de ellas con el que se inicia Amistad de juventud. Un amor de silencios que nunca llega a cuajar porque los sentimientos de los amantes, a pesar de las apariencias, se mueven en dinámicas temporales distintas.

 

El estilo armonioso de Munro, lleno de significados, nos ayuda a introducirnos en la intimidad de sus personajes, como uno de esos diosecillos traviesos de John Banville que observan sin ser vistos; nos lleva a conocer lo que esconde la realidad, y a penetrar en el corazón de los seres humanos.

 

Estanques turbulentos

 

Dice Antonio Muñoz Molina @blogmunozmolina de Amistad de juventud, que sus cuentos recrean “los misterios que anidan en el centro de la experiencia humana”, sueños enterrados y decisiones incomprensibles que han moldeado la existencia de sus personajes.

Desde fuera podemos situarnos en la tranquila y esforzada vida de los granjeros del norte de Canadá, donde se crio Munro, o en la supuestamente plácida existencia de esa mujer de los años sesenta que aprovecha la visita a su hermano para concertar una cita amorosa y poner fin a un matrimonio que la aburre terriblemente.

Sus relatos son como estanques serenos, en cuyo fondo hay corrientes turbulentas que tarde o temprano afloran a la superficie.

 

Historias de perdedores

 

Los cuentos de George Saunders —en los que “el lenguaje tiene la misma importancia que la trama”, según su traductor al castellano, Ben Clark— están poblados de gente corriente, como sucede en las historia de Munro.

Muchos de ellos son loser, perdedores, como denominan en el mundo anglosajón con gran desprecio a quienes no alcanzan el estándar del éxito social, un concepto discutible en sí mismo.

 

Los encontramos en las páginas de Diez de diciembre, título del cuento publicado en The New Yorker el 31 de octubre de 2011, que dio nombre a la colección editada en 2013.

Algunos relatos de Saunders podrían haber inspirado a los guionistas de la paradigmática serie de ciencia ficción, Black Mirror. Con ese visor oscuro describe el escritor norteamericano a los presos de La cabeza de araña, que viven carcomidos por la culpa y sometidos a la continua experimentación con sus emociones.

 

El hundimiento del sueño americano

 

En Las chicas Sémplica, Saunders aborda el hundimiento del sueño americano y la desesperación de una clase media que ve una amenaza en quienes llegan a su país en busca de una vida mejor. Un patrón que desgraciadamente se repite desde hace años a ambos lados del Atlántico.

 

Saunders escribió este relato sobre las consecuencias de la gran crisis económica en octubre de 2012, antes de que muchos sociólogos y economistas denunciaran la desigualdad social que cada vez se iba haciendo más patente.

 

Una historia escalofriante de perdedores que intentan enjugar su fracaso con otros perdedores en peor situación que ellos. Las chicas Sémplica nos habla de la cosificación de los seres humanos, de un futuro que parece de ciencia ficción, pero que ya es una realidad.

 

Las múltiples caras de la realidad

 

Es de agradecer que el autor elija para terminar el cuento Diez de diciembre que da título al libro. Este relato nos devuelve de alguna manera la confianza en el ser humano y en esos azares que revierten el curso de lo que sin duda hubiera concluido en una tragedia.

Para el crítico literario Rafael Narbona “En un tiempo donde la noción de verdad se tambalea, la novela (incluye el relato) es el espacio donde acontece la comprensión. La realidad es un poliedro y solo la novela puede cubrir sus múltiples caras.

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