No hay palabras para expresar lo que se siente cuando se va un autor que te ha acompañado toda la vida. No hace ni un año se fue Almudena Grandes y ayer, Javier Marías.
Marías ha sido para mí, como para tantos, un autor de referencia. Alguien que nos hacía sentir el placer de la literatura. Sus novelas nunca me dejaban indiferente, y he disfrutado con ellas, aun cuando tenga mis preferidas y alguna que, quizás, no haya llegado a comprender.
Un tiempo literario que se diluye
Escribía hace casi un año en una entrada de mi blog sobre Tomás Nevison que Marías “no defrauda al lector que espera un argumento sólido, con personajes poliédricos y una prosa que es un deleite, tan sobria como compleja con un vocabulario esmerado”.
Siento una rabia profunda por la pérdida literaria, por lo que ya no podrá crear para nosotros, y también porque Javier Marías, igual que Almudena Grandes, forman parte de mi tiempo, del mundo en que crecí, que se va diluyendo inevitablemente.
Escritores con M
Cuando me dispongo a hacer la foto que antecede estas palabras con las obras de Marías que tengo en mi biblioteca, me doy cuenta de que el apellido de una buena parte de mis autores favoritos, que me guiaron en la literatura, empieza por M.
A Marías le acompañan, entre otros, en mis estantes Carmen Martín Gaite, Juan Marsé, y Luis Mateo Díez. Me consuela saber que los libros prolongan la vida de sus autores cada vez que volvemos a leerlos.
